El director general de Pata Pila habló del crecimiento de la situación estructural de personas en situación de pobreza, cómo su organización ayuda en el norte de Salta y los cambios necesarios a gran escala.
- ¿Qué hacen en Pata Pila?
- Pata Pila es una asociación civil que creamos en 2015 porque nos incomodaba ver la realidad de sufirmiento e injusticia social que tienen hasta el día de hoy las comunidades originarias del norte de la Provincia. Con un grupo de amigos íbamos seguido a misionar al norte y eso nos interpelaba, pensábamos que había mucha diferencia entre la Ciudad y esos lugares. Hay familias sin agua potable, que no tienen acceso a un médico, a un trabajo o inclusive a su documento. Todo eso se transformó en generar un proyecto que, en algún sentido, pudiera hacerse cargo de esa realidad y dar nuestro aporte.
- La búsqueda entonces es, más allá de lo momentáneo, poder dar oportunidades a futuro, ¿no?
- Exacto. Yo me iba con el corazón cargado, lleno de cosas pero con la sensación de que los problemas estructurales seguían ahí y nosotros podíamos hacer mucho. Lo que hicimos fue identificar cosas concretas que podíamos llevar a cabo, que no tiene que ver tanto con la solidaridad, sino de ofrecer nuestro tiempo, profesiones, contactos e ideas para que esas familias puedan construir mejores posibilidades. Trabajamos en el acompañamiento humano y social y también buscamos que el Estado responda mejor ante ellos. Obviamente hay cosas que son urgentes, como la desnutrición o deshidratación de un chico, pero después hay cuestiones estructurales que es necesario cambiar para que puedan independizarse y aprender a resolver los problemas. Trabajamos sobre lo que llamamos «parches y procesos».
«Trabajamos en el acompañamiento humano y social de las personas y buscamos que construyan mejores posibilidades»
- Cuando llegaron, ¿Qué se encontraron en cuanto a salud, hábitat y educación?
- En líneas generales, todo muy por debajo de la media y lo habitacional era lo peor. Pero no es que no tengan, porque los hospitales están, hay puestos de salud y agentes sanitarios. El tema es que tenés poco recurso humano no demasiado capacitado que la demanda los supera pese al esfuerzo que le ponen. Hay casos que uno se pregunta ¿cómo puede ser? como encontrarse una mamá que tiene cuatro meses de embarazo y no sabe que está embarazada, o que tiene un chico de 3 años que todavía no camina, o muchos adolescentes que abandonan la escuela porque en la casa no se lo exigen o porque en muchos casos no tienen para las zapatillas. Obviamente que generalizar es peligroso, porque hay mucha gente sumamente valiosa que se entrega de sol a sol y da hasta lo que no tiene.
- ¿Qué sienten al ver que a pesar de todo lo que hacen no alcanza?
- Es un laburo ciclotímico en ese sentido porque uno le entrega todo y a veces, cuando tomás perspectiva, decís «tanto tiempo, cabeza y recursos y es un elefante blanco de quilombos que no podés solucionar porque no está en la mano de uno». Es una pobreza tan estructural que se hace muy difícil quebrar. Pero después, cuando identificás las pequeñas cosas que hacen a la vida de la gente, le ponés nombre y apellido de decir «mirá cómo estaba este niño y mirá como está ahora» o una mamá que no solo resolvió sus problemas sino que además ayuda a los demás. Todo eso hace valer los esfuerzos.
- ¿Cómo se financian?
- Todo es a través de donaciones, nada de lo que hace Pata Pila lo podríamos sostener sin el aporte de los padrinos que ponen dinero todos los meses, las empresas tanto nacionales como internacionales que confían, los programas de Gobierno a los que apostamos y eso es para agradecer. La gente confía en que vamos a hacer rendir al máximo ese peso que pone, todos los recursos que entran se potencia porque no hacemos esto por plata ni pretendemos cambiar nuestra vida económicamente. Todos pueden donar, ya sea personas comunes con el débito automático todos los meses o empresas. Con todo eso sostenemos el padrinazgo de los chicos que ayudamos todos los meses.
«para que esto cambie, hay que modificar las regulaciones, los impuestos, la política y a los políticos. La gente honesta debe involucrarse»
- ¿Qué te genera cuando ves que la pobreza estructural no para de crecer y que más del 50% de los chicos son pobres?
- Es un desastre, un fracaso. La situación general empeora, pero tratamos de ver que la particular donde ayudamos nosotros o cualquier organización, mejora y hace una diferencia. Mi interpretación sobre la pobreza en general es que es un fracaso moral, ético e intelectual de los argentinos que no logramos ponernos de acuerdo a 20 años, organizarnos y dejar eso de que viene uno u otro partido y hace o deshace a gusto. Además, creo que la gente honesta tiene que involucrarse en política para cambiar el sistema que es de antaño. Hoy, siendo funcionario, tardás 8 meses en adjudicar una obra: hay que cambiar las regulaciones, la parte impositiva, la política y a los políticos. Empecemos por los corruptos y sigamos con los que quieren hacer plata o negocios. Que se pongan a trabajar por la gente.